¡Para - Papá!

Escrito el 16/06/2019
Ps. Gustavo Muñoz


Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Romanos 8:17


Al mejor Padre de todos, al fiel y eterno amigo que con tanto amor nos recibió en su casa cuando decidimos regresar. A Él, hoy le atribuimos toda gloria y todo honor. 

Si hemos recibido algo valioso en esta vida, fue y será la dulce paternidad del Padre de las luces y Señor del universo, quien con su inagotable bondad, nos adoptó. 

Es por eso que celebramos con regocijo en nuestros corazones, el favor que nos fue concedido: tú y yo somos hijos de un Padre que nunca falla y tampoco se marcha. Él permanece con nosotros, nos cuida y en momentos de adversidad nos alienta. 

Es el mismo que con suave voz nos llama por nuestro nombre y nos corona de abundantes bendiciones. Él es quien nos entrena y prepara nuestras manos para vencer en medio de las intensas aflicciones. 

Sí, el mismo que entregó por amor a quien más amaba y con él, nos envió una grata invitación: “entra en el gozo de tu señor”. 

Él nos sana, protege y prospera. Su agenda está abierta para nosotros y su morada dispuesta para recibirnos. En la mañana, tarde, noche o madrugada, sus oídos se mantienen abiertos para escucharnos. 

Hoy celebramos la perfección de un Padre, pero también nos alegramos por la bendición de ser llamados sus hijos. Nos alegramos porque no hay mayor honor y mejor posición que pudiéramos recibir que la de vivir en condición de hijos. 

Amado lector, si decimos ser hijos de Dios, entonces vivamos de acuerdo a dicha convicción. Un hijo tiene los derechos que el Padre le otorga, pero así mismo, tiene las responsabilidades que el Padre le exige. 

Honremos esta maravilloso privilegio de ser llamados sus hijos. Un abrazo especial para todos los padres en su día.

Paz y bien.